PAÚL WASHER EXPLICA SOBRE EL MATRIMONIO DIRIGIDO POR DIOS
Paúl Washer, explica a que a veces Dios conecta a personas que parecen incompatibles inicialmente, pero a través de la relación y de conformarse a la imagen de Cristo juntos pueden complementarse. Dios puede unir a dos personas aparentemente incompatibles. A menudo nos centramos en nuestra compatibilidad inicial en las cosas superficiales, pero Dios ve más allá de eso.
El propósito es conformarse a la imagen de Cristo. Cuando las dos personas buscan vivir de acuerdo a los principios de Cristo, pueden aprender uno del otro y ayudarse mutuamente a crecer espiritualmente. Dios puede ponerte en una relación con alguien que tiene debilidades exactamente donde tú quieres que sea fuerte. Esto es intencional, para que dependas de Cristo, no de esa persona. Y para que aprendas a amar a pesar de esas debilidades.
El propósito de Dios.
Todo lo que Dios hace es para conformarnos a la imagen de Cristo mediante el desarrollo del amor, la misericordia, la gracia, la humildad, la obediencia y más aspectos de su carácter perfecto. De acuerdo con Romanos 8:28-29, Dios hace todas las cosas trabajar juntas para bien de los que lo aman, a los que conforme a su propósito fueron predestinados a ser conformados a la imagen de su Hijo. Entonces el propósito de Dios al dirigir todas las cosas en nuestra vida es conformarnos a la imagen de Cristo.
Las características de Cristo: su amor incondicional, misericordia, y gracia son ciertamente parte esencial de su imagen. Al someternos a los planes y caminos de Dios para nosotros, aunque a veces sean difíciles, aprendemos a imitar a Cristo. Obediencia, paciencia y sabiduría son parte de su imagen a la que Dios quiere conformarnos. Todo lo que Dios nos lleva a atravesar tiene ese propósito superior, moldearnos para ser como Cristo.
Amor incondicional.
Amar incondicionalmente es un ideal difícil de alcanzar, incluso en una relación saludable. Siempre habrá condiciones y expectativas, aunque sean mínimas. La clave es estar consciente de esas condiciones y trabajar para reducirlas, mientras aún se aprecia y acepta plenamente a la otra persona. Las virtudes como la paciencia y la compasión generalmente se desarrollan durante los desafíos y las luchas. Una relación con pocos problemas puede reducir las oportunidades para cultivar esas virtudes.
Sin embargo, una relación debe basarse en mucho más que solo el crecimiento espiritual de un individuo. Gracia y favor implican apreciar y valorar a alguien más allá de lo que se «merece». Eso solo es posible cuando la otra persona comete errores y falla de alguna manera, dando lugar a una brecha entre lo que «merece» y lo que recibe.
Adora a Dios en medio de las pruebas.
En última instancia, una relación saludable debe buscar un equilibrio entre los desafíos que impulsan el crecimiento y la aceptación y el apoyo incondicional. Ninguna persona es «perfecta» o merecedora en todos los sentidos. Incluso alguien que «nunca te falla» puede darte mucho espacio para practicar la virtud.
Es un buen punto que una relación muy idealizada puede limitar el desarrollo espiritual. El verdadero crecimiento a menudo surge de la frustración, el sufrimiento y la lucha junto con el amor. Creo que el matrimonio es el mayor instrumento de santificación. Estás casado con una persona que no cumple con todas esas condiciones, por lo que puedes aprender «amor incondicional».
Estás casado con una persona que no se lo merece. Entonces aprendes a entregarte por esa persona que no responde adecuadamente, usted debe seguir adorando a Dios a pesar de los problemas. Adora a Dios por su «amor incondicional». Paul Washer
Fuente: Aepmp News