INDIGENTE SE SANA ESCUCHANDO PALABRA DE DIOS EN UN EVANGELISMO
La historia de Samuel es realmente conmovedora. Aunque el micrófono del predicador no funcionó para detener su suicidio físicamente, el mensaje de amor, esperanza y salvación de Dios sí llegó y logró detenerlo espiritualmente, evitando que se perdiera. El micrófono falló, el mensaje de Dios no. Dios le habló y le convenció de que su vida tenía valor y un propósito. El amor de Dios fue lo que finalmente logró alcanzarlo en medio de su desesperación.
El evangelística Jeremy pertenece al ministerio y en la evangelización a través de su grupo de teatro universitario. Así que de alguna manera, es irónico que fuera en un evento evangelístico como ese en donde él mismo terminó siendo alcanzado por el evangelio salvador. Aunque el micrófono falló, Dios no falló. Su gracia y misericordia triunfaron. Es realmente inspirador ver cómo la vida y el testimonio de alguien pueden convertirse en un poderoso mensaje de esperanza para los demás, incluso después de la muerte.
El Evangelista se preparó para dar un sermón a multitud.
El Evangelista se preparó para dar un sermón importante a una multitud de más de 5,000 personas. Pero cuando comenzó a hablar, su micrófono se descompuso y dejó de funcionar. Esto le frustró mucho porque se perdió la oportunidad de predicar a tanta gente. Por más de 30 minutos, el equipo técnico intentó arreglar el problema del sonido sin éxito. El evangelista se frustró tanto que decidió ir a comer a McDonalds por hambre.
Al entrar al restaurante McDonalds, el evangelista tropezó y se cayó encima de un vagabundo durmiente en el suelo. Cuando el vagabundo se despertó por la caída, comenzó a gritar: «¡Mi nombre es Cardboard!». El evangelista se sorprendió al descubrir que era vagabundo. La historia fue algo extraordinario que le pasó al evangelista después de perder la oportunidad de dar su importante sermón.
Mendigo lloró al recibir comida gratis.
El joven compró comida rápida en un McDonald’s. Cuando regresaba al lugar después de escuchar la orden de Dios de darle la comida a un vagabundo llamado Cardboard, se lo dio. El vagabundo, al recibir la comida gratis, se echó a llorar y le preguntó al joven quién le dijo que le diera eso. El joven respondió que Jesús le dijo que se lo diera.
El vagabundo le contó al joven su historia y por qué lloraba. Decía que solía asistir a una iglesia que hacía evangelismo, pero perdió su trabajo. Dijo que todos los años los evangélicos salen y les dicen cuánto los ama Jesús, pero que no se sentía muy amado por Dios. La historia muestra cómo un simple acto de bondad y caridad de un joven hacia un desamparado puede impactarlo profundamente y hacer que se sienta amado por Dios, aun cuando las prédicas de la iglesia no lo hicieron sentir así. El vagabundo se sintió tocado por la generosidad del joven, al cual atribuyó la orden de Jesús de dárselo.
Este hombre vagabundo tenía planes de suicidarse saltando del edificio durante el evento evangelístico donde estaba predicando Jeremy. Pero su plan se vio interrumpido por la falla del micrófono del evangelista en medio de su mensaje. Cuando el micrófono se cortó, el vagabundo abandonó sus intenciones suicidas y se quedó escuchando el mensaje. Fue en ese momento que el evangelista Jeremy se dio cuenta de que la falla del equipo había salvado una vida, como si fuera la providencia de Dios.
El hombre testificó que Dios le salvo de morir suicidándose.
El vagabundo luego reveló que escuchó otra voz interior que le dijo: «Samuel, pídeme cualquier cosa. Le dije: Está bien, Dios, si eres real, quiero que ese hombre continúe hablando». Y así, sin querer, Jeremy continuó predicando y rescató la vida de este hombre. Qué historia asombrosa de cómo Dios usa los más mínimos detalles y fallas humanas para intervenir y cumplir su voluntad de salvación. La falla técnica del micrófono, el predicador continuando sin saberlo.
Jeremy le pidió a alguien que le trajera una Big Mac, papas fritas grandes y una Coca-Cola. El hombre oró con Jeremy y entregó su vida a Cristo ese día.
Jeremy reflexiona que el Dios que sirve siempre ve al individuo, no a las multitudes. Él hubiera compartido su mensaje sin micrófono a un hombre que había olvidado su propio nombre, Samuel. Y Samuel estaba escuchando la voz del Señor.
Es decir, esta historia cuenta cómo Jeremy le pidió comida rápida a alguien, luego el evangelista logró alcanzar a un hombre llamado Samuel que había olvidado su nombre y se lo recordó, compartiendo el amor de Dios con él y llevándolo a entregar su vida a Cristo. Y Jeremy se maravilla de cómo Dios hablado a Samuel aunque fuera el único escuchando.
Fuente: Aepmp News