LA VOLUNTAD DE DIOS, ES RECONOCER EL PLAN DE DIOS
Cuando le decimos a Dios «que se haga tu voluntad», estamos reconociendo que su plan para nosotros es más grande que cualquier cosa que podamos imaginar. Como seres humanos, a menudo nos aferramos a la idea de controlar nuestras vidas y dirigir nuestro propio destino. Sin embargo, en medio de las luchas y desafíos que enfrentamos, a veces es necesario recordar que hay una fuerza superior que está obrando en nuestras vidas.
La Biblia.
En la Biblia, en el libro de Mateo 6:10, Jesús enseña a sus discípulos a orar diciendo: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.» Esta enseñanza nos muestra la importancia de someternos a la voluntad de Dios, reconociendo que su plan es perfecto y que sus caminos son más altos que los nuestros.
Al decir «que se haga tu voluntad», estamos renunciando a nuestra propia agenda y abrazando la sabiduría divina. Aunque pueda resultar difícil en momentos de adversidad, esta actitud nos permite encontrar consuelo en la certeza de que Dios está obrando en nuestras vidas para nuestro bien. En Romanos 8:28, se nos recuerda: «Y sabemos que en todas las cosas interviene Dios para el bien de quienes lo aman, y son llamados conforme a su propósito.»
La voluntad de Dios.
Al rendirnos a la voluntad de Dios, encontramos paz en medio de la incertidumbre y fortaleza en momentos de debilidad. En el libro de Filipenses 4:7, se nos promete: «Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.» Esta paz trasciende cualquier circunstancia terrenal, brindándonos consuelo y esperanza en medio de las pruebas.
Decir «que se haga tu voluntad» no significa que estaremos exentos de dificultades, pero nos permite enfrentarlas con una perspectiva diferente. En Santiago 4:7 se nos exhorta: «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.» Al someternos a la voluntad de Dios, encontramos la fortaleza para resistir las tentaciones y superar los obstáculos que se presentan en nuestro camino.
Hacer la voluntad de Dios, es reconocer la soberanía.
En última instancia, al decir «que se haga tu voluntad», estamos depositando nuestra confianza en el amor y la fidelidad de Dios. En 1 Juan 5:14 leemos: «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.» Al confiar en que Dios escucha nuestras oraciones y obra conforme a su perfecto plan, encontramos consuelo y seguridad en su cuidado constante.
En conclusión, al decir «que se haga tu voluntad», estamos reconociendo la soberanía de Dios sobre nuestras vidas y abrazando su plan perfecto. Aunque enfrentemos desafíos y dificultades, podemos encontrar consuelo en la certeza de que Dios obra para nuestro bien. Al rendirnos a su voluntad, encontramos paz, fortaleza y esperanza en medio de cualquier circunstancia. Que esta actitud de sumisión y confianza en Dios sea nuestra guía en cada paso del camino.
Fuente: Aepmp News