EL SEÑOR JESÚS ES EL SANADOR DE TODAS LAS ENFERMEDADES
El Señor Jesús es el sanador de todas las enfermedades. En momentos de debilidad, su presencia se hace sentir y su amor nos reconforta. En la soledad, Él es nuestra compañía y en la tristeza, nuestro mejor amigo. Su palabra nos da la fuerza necesaria para seguir adelante y superar cualquier obstáculo. En la Biblia encontramos numerosas citas que nos hablan del poder sanador de Jesús. En el Evangelio de Mateo, por ejemplo, se relata cómo Jesús sanó a un gran número de enfermos que se acercaron a él en busca de ayuda: «Y se acercó a él una multitud que traía consigo cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó» (Mateo 15:30).
El Señor Jesús esta en todo momento.
Pero no solo en momentos de enfermedad es importante sentir la presencia de Jesús. En la soledad, en la tristeza y en el proceso de superación de cualquier dificultad, su compañía es inestimable. En el Salmo 23 encontramos una hermosa descripción de la protección y el cuidado que Dios nos brinda: «El Señor es mi pastor, nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce. Fortalece mi alma; me guía por senderos de justicia por amor a su nombre. Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento» (Salmo 23:1-4).
En momentos difíciles es natural buscar ayuda y apoyo en los demás, pero recordar que Jesús es nuestro mejor amigo puede hacernos sentir más seguros y confiados. En el Evangelio de Juan, Jesús habla a sus discípulos sobre el amor que tiene por ellos y les dice: «Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer» (Juan 15:15).
El Señor Jesús es nuestro sanador, compañía, amigo y ayuda en todo momento.
Por último, es importante recordar que Jesús no solo nos acompaña en momentos difíciles, sino que también nos ayuda a superarlos. En el Evangelio de Mateo se cuenta cómo Jesús curó a un hombre que era ciego desde su nacimiento: «Respondió él y dijo: El hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé y lávate. Entonces fui, y me lavé, y recibí la vista» (Juan 9:11).
En conclusión, el Señor Jesús es nuestro sanador, compañía, amigo y ayuda en todo momento. Su palabra y su amor nos dan la fuerza necesaria para enfrentar cualquier situación y salir victoriosos. Como cristianos, debemos confiar en Él y seguir sus enseñanzas para vivir una vida plena y llena de bendiciones.
Fuente: Aepmp News