¿CONTRA QUIÉNES LUCHA EL CREYENTE DIAMENTE?
El creyente.
El creyente, en su caminar diario, se encuentra constantemente en una lucha espiritual. Esta lucha no es física, sino más bien una batalla que se libra en el ámbito de lo espiritual. El creyente se enfrenta a diferentes adversarios, pero su principal oponente es el diablo. La Biblia nos enseña que el diablo es un ser espiritual que se opone a Dios y a todo lo que representa. Él es descrito como el padre de la mentira y el acusador de los creyentes. Su objetivo principal es alejar al creyente de Dios y hacerle caer en pecado.
El apóstol Pedro nos advierte sobre la astucia del diablo y nos exhorta a estar alerta y vigilantes: «Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pedro 5:8). Esta cita bíblica nos muestra la importancia de estar preparados y no subestimar las artimañas del enemigo.
El creyente se enfrenta diamante con el enemigo.
Además del diablo, el creyente también se enfrenta a sus propias debilidades y tentaciones. La Biblia nos enseña que todos somos pecadores y propensos a caer en pecado. El apóstol Pablo describe esta lucha interna en Romanos 7:15-20: «Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago… Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí».
Esta lucha interna entre el bien y el mal es una realidad que todo creyente experimenta. Aunque hemos sido perdonados y justificados por la fe en Jesucristo, seguimos siendo seres imperfectos y propensos a caer en tentación. Es por eso que la Biblia nos exhorta a resistir al diablo y a huir de las tentaciones (Santiago 4:7).
Otro oponente con el que el creyente se enfrenta diariamente es el mundo. La Biblia nos enseña que el mundo está bajo el dominio del maligno (1 Juan 5:19) y que sus valores y principios están en conflicto con los de Dios. El mundo nos tienta con sus placeres temporales y nos presiona para que nos conformemos a sus normas y patrones.
Los creyentes estamos llamados a ser luz en el medio de la oscuridad.
Sin embargo, como creyentes, estamos llamados a ser luz en medio de la oscuridad y a no conformarnos a los patrones de este mundo (Romanos 12:2). Debemos vivir de acuerdo a los principios de Dios y ser testimonio de su amor y gracia en todo momento.
En resumen, el creyente se enfrenta diariamente a diferentes adversarios: el diablo, sus propias debilidades y tentaciones, y las presiones del mundo. Pero no estamos solos en esta batalla. La Biblia nos asegura que Dios está con nosotros y nos fortalece para resistir al enemigo. Como dice el apóstol Pablo en Efesios 6:10-11: «Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo».
En esta lucha espiritual, debemos aferrarnos a la Palabra de Dios, orar sin cesar y confiar en su poder para vencer. No importa cuán fuertes sean nuestros adversarios, tenemos la seguridad de que somos más que vencedores en Cristo Jesús (Romanos 8:37).
Fuente: Aepmp News