LA VERDADERA PRUEBA DE AMOR A DIOS ES OBEDECER SU PALABRA
La verdadera prueba de nuestro amor a Dios es obedecer su palabra. En la Biblia, encontramos numerosas citas que nos enseñan la importancia de seguir los mandamientos de Dios y vivir de acuerdo a sus enseñanzas. En el libro de Juan 14:15, Jesús nos dice: «Si me amáis, guardad mis mandamientos». Esta declaración nos muestra claramente que la obediencia a los mandamientos de Dios es una expresión de nuestro amor hacia Él. No basta con decir que amamos a Dios, debemos demostrarlo a través de nuestras acciones obedeciendo su palabra.
Obedecer los mandamientos de Dios.
En el libro de Deuteronomio 11:13, encontramos otro pasaje que nos insta a obedecer los mandamientos de Dios. Dice así: «Si obedecéis cuidadosamente mis mandamientos que os ordeno hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma». Aquí vemos que la obediencia a los mandamientos de Dios va de la mano con el amor hacia Él. No podemos separar el amor a Dios de la obediencia a su palabra.
En el libro de Santiago 1:22, se nos exhorta a ser hacedores de la palabra y no solamente oidores. Dice así: «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos». Este pasaje nos recuerda que no es suficiente conocer la palabra de Dios, sino que debemos vivirla y obedecerla. No podemos engañarnos a nosotros mismos pensando que somos fieles seguidores de Dios si no ponemos en práctica lo que Él nos enseña.
La verdadera prueba de nuestro amor a Dios es obedecer su palabra.
En el libro de Mateo 7:21, Jesús nos advierte sobre la importancia de la obediencia. Dice así: «No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Aquí vemos que es necesario hacer la voluntad de Dios para poder entrar en el reino de los cielos. No basta con proclamar nuestra fe en Dios, debemos demostrarla a través de nuestras acciones obedeciendo su voluntad.
En resumen, la verdadera prueba de nuestro amor a Dios es obedecer su palabra. No podemos separar el amor hacia Él de la obediencia a sus mandamientos. Debemos ser hacedores de la palabra y no solamente oidores. La obediencia a los mandamientos de Dios es una expresión de nuestro amor hacia Él y es necesaria para entrar en el reino de los cielos. Que podamos vivir cada día demostrando nuestro amor a Dios a través de nuestra obediencia a su palabra.
Fuente: Aepmp News