LA DIFERENCIA ENTRE FALSOS PROFETAS Y VERDADEROS
La Biblia nos brinda pautas para distinguir entre profetas falsos y verdaderos.
La Biblia nos proporciona pautas claras para distinguir entre aquellos profetas falsos y verdaderos, permitiéndonos tomar decisiones informadas basadas en la palabra de Dios. En primer lugar, debemos recordar que la Biblia es nuestra guía suprema y autoridad final en asuntos espirituales. En Deuteronomio 18:20-22, se nos advierte acerca de los falsos profetas: «Pero el profeta que tenga la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hable en nombre de dioses ajenos, ese profeta morirá.
Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha dicho?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él». Esta advertencia nos enseña a ser cautelosos y a evaluar cuidadosamente las palabras y acciones de aquellos que se autodenominan profetas.
La Biblia nos advierte sobre aquellos que enseñan doctrinas falsas.
Un aspecto clave para distinguir entre el profeta falso y el verdadero es el cumplimiento de las profecías. En Deuteronomio 18:21-22 se nos dice: «Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha dicho?; si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él». Aquí se nos insta a observar si las palabras del profeta se cumplen o no. Si un profeta predice algo y no se cumple, entonces podemos concluir que es falso. Por otro lado, si las profecías se cumplen de manera precisa y exacta, podemos confiar en la veracidad del profeta.
Además, la Biblia nos advierte sobre aquellos que enseñan doctrinas falsas. En 1 Juan 4:1-3 leemos: «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo». Aquí se nos exhorta a discernir si las enseñanzas del supuesto profeta están en línea con la verdad fundamental del cristianismo: la encarnación de Jesucristo. Si alguien niega esta verdad fundamental, entonces podemos concluir que es un falso profeta.
Para distinguir entre el profeta falso y el verdadero es el fruto de su vida.
Otro elemento importante para distinguir entre el profeta falso y el verdadero es el fruto de su vida. En Mateo 7:15-20, Jesús nos advierte sobre los falsos profetas: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis». Aquí Jesús nos enseña a evaluar las acciones y resultados de aquellos que se presentan como profetas. Si sus frutos son buenos y están en consonancia con los principios bíblicos, entonces podemos considerarlos como verdaderos profetas.
En resumen, la Biblia nos proporciona una guía clara para distinguir entre el profeta falso y el verdadero. Debemos ser cautelosos y discernir cuidadosamente las palabras y acciones de aquellos que se autodenominan profetas. Debemos observar si sus profecías se cumplen o no, si sus enseñanzas están en línea con la verdad fundamental del cristianismo y si su vida produce buenos frutos. Al seguir estos principios bíblicos, podemos estar seguros de no ser engañados por falsos profetas y buscar la verdad genuina revelada por Dios.
Fuente: Aepmp News