Turquía ha intensificado sus acciones contra los cristianos extranjeros, deportando a cientos de ellos y dificultando su regreso al país. Según un informe de un grupo internacional de defensa legal, estas deportaciones se justifican bajo el argumento de que estos individuos representan una amenaza para la seguridad nacional.
Cristianos deportados.
Lidia Rieder, oficial jurídica internacional de ADF, expresó durante una reunión de Conferencia de la Dimensión Humana de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa en Varsovia, Polonia, que la deportación de cristianos extranjeros en Turquía se realizan a través de códigos de seguridad internos. Esta situación ha tenido un efecto devastador en las comunidades protestantes locales, que ahora se encuentran sin liderazgo.
Desde el año 2020, se ha reportado que al menos 200 trabajadores cristianos extranjeros y sus familias, lo que equivale a aproximadamente 350 personas, han sido deportados de Turquía bajo los códigos de seguridad internos N-82 y G-87, según ADF International. El Ministerio del Interior utiliza estos códigos como un mecanismo para bloquear el reingreso de estas personas o para denegarles permisos de residencia.
Nacionalidades afectadas.
En los últimos años, numerosos cristianos extranjeros provenientes de países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Corea del Sur, Latinoamérica y otras partes de Europa han enfrentado la negativa de visas o han sido deportados de Turquía. Muchos habían residido en el país junto a sus familias por largos años, y sin antecedentes penales ni causas judiciales pendientes.
El 8 de junio, el Tribunal Constitucional de Turquía emitió un fallo que rechazó la apelación de nueve cristianos extranjeros contra el código N-82. Este fallo no solo desestimó sus argumentos, sino que también llevó al tribunal a publicar sus nombres, lo que provocó que los medios de comunicación los etiquetaran como misioneros y enemigos del Estado. El informe describió que muchos comentarios en línea solicitaban pena de muerte, detallando su deportación como un deber religioso.
Nuevos códigos de Exclusión en Turquía.
Entre diciembre de 2024 y enero de 2025, se asignaron al menos «35 nuevos códigos de exclusión» a personas que habían vivido en Turquía durante décadas. Estas prohibiciones administrativas han perturbado significativamente la vida religiosa en el país, donde muchas iglesias dependen de la presencia del pastores extranjeros. Un caso emblemático es el de Wiest contra Turquía, actualmente se encuentra en trámite ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Un ciudadano estadounidense, que había residido legalmente en «Turquía» durante más de 30 años, se encontró con la sorprendente prohibición de regresar al país sin ninguna explicación. Este caso ha sido destacado por ADF International, que ha afirmado que apoya más de 30 recursos legales relacionados en tribunales tanto turcos como europeos. A pesar de que la Constitución turca garantiza la libertad religiosa, los cristianos extranjeros y las iglesias locales están enfrentando un aumento de restricciones.
Comunidad cristiana.
El histórico Seminario de Halki sigue cerrado, lo que representa un grave obstáculo para la formación de líderes religiosos en la comunidad ortodoxa. ADF International señala que esta situación ha llevado a que congregaciones como la comunidad protestante de Bursa pierdan el acceso a sus lugares de culto
La Asociación de Iglesias Protestantes, en su Informe de Violaciones de Derechos Humanos de 2024, ha documentado un alarmante aumento en los discursos de odio y la violencia en contra los cristianos en Turquía. Uno de los incidentes más preocupantes ocurrió en diciembre pasado, cuando un individuo armando atacó el edificio de la Iglesia de la Salvación en Çekmeköy. Según el informe, el atacante disparó desde un coche e intentó retirar los carteles de la iglesia.
Violencia y discriminación.
En diciembre, una docente cristiana de inglés perdió su empleo en una escuela privada nocturna en Malatya sin recibir ninguna explicación. Un funcionario escolar la advirtió acerca de las asociaciones a las que asistía y sobre las amistades extranjeras que mantenía. A pesar de su intento de apelar a las autoridades locales, su solicitud fue desestimada, dejándola sin opciones para recuperar su trabajo. Temiendo por la seguridad de su hermana, quien es funcionaria pública.
El 20 de enero de 2024, se registraron disparos contra el edificio de la Iglesia de la Salvación en Eskişehir, aunque en ese momento estaba desocupado. Las balas impactaron en el consultorio de un dentista ubicado debajo de la iglesia. Sin embargo, según la declaración de la asociación protestante, «la policía que acudió al lugar no recabó pruebas ni presentó una denuncia formal sobre el incidente».
Fuente: Aepmp




